No te pierdas la oportunidad de conversar con la chef Virginia Demaria, quien compartirá sus experiencias en la cocina, tips para una nutrición saludable, consejos para decorar la casa con creatividad, el rol del tejido como terapia y por supuesto, una que otra original receta. Además, comentará su nuevo libro Tejer es mi superpoder.
DETALLES
Auditorio Centro Cívico Vitacura (Av. Bicentenario 3800, Vitacura)
Lunes 16 de mayo de 2016 a las 19:30 Hrs.
Valores: $6.000 socios Club de Lectores / $8.000 Público General
Virginia Demaria: en 1999 ingresó a estudiar Arte en la Universidad Católica. Luego estudió Cocina Internacional en Culinary y paralelamente realizó cursos de maquillaje y costura. Su carrera televisiva se inició en el programa “Pollo en Conserva”. Entre el 2007 y el 2008 es la chef del matinal “Juntos” de Canal 13. Deja el programa para partir con su familia a vivir por una año y medio a Australia, donde trabaja en la embajada de Chile. Vuelve en 2009 y se integra nuevamente a “Pollo en Conserva” como chef y panelista. Paralelamente se une al canal Utilísima de Fox con el programa “Sabores de familia” y comienza el programa “Cocaví” junto a Ina Groovie en radio Horizonte. El año 2012 se integra al matinal de Mega “Mucho gusto” y hasta marzo de 2015 está en la conducción del programa “Manos a la obra” de canal 13C. Actualmente conduce el programa radial “Ruta Oasis” y el programa “Plan V” que se emite todos los domingos por canal 13C. Tiene tres libros de cocina publicados por Editorial Planeta: Momentos, A mano y Día a día. En mayo de 2016 publica su primer libro de tejido: Tejer es mi superponer.
Puedes comprar tu entrada online, al teléfono +56 2 2753 6363 o en Casas Club (Alto Las Condes, Bandera 331 y Santa María 5542).
Mayo 12, 2016
Me entró la curiosidad y compré [“Tejer es mi superpoder”] para mi señora pero, además, ¡lo empecé a leer! Impresionante. Como no me cabe duda que será una reunión de mujeres, te doy mi impresión masculina sobre el tema, aunque nunca me la has pedido.
En realidad, entiendo perfectamente el Superpoder del tejido. Quien sabe tejer y entender las explicaciones de cómo tejer, tiene que tener superpoderes. No hay otra explicación. Reconozco que es uno de los pocos campos en la historia de la humanidad en que el machismo nunca ha podido penetrar ni conquistar.
Una mujer tejiendo es un personaje difícil de entender para un hombre. Uno sabe que está pero no está. Uno sabe que está frente a normas escritas (instrucciones, pág. 18 y siguientes) y no escritas, como el lenguaje corporal o el de la vista. Uno puede estar explicando por qué las finanzas mundiales están a punto de derrumbarse y la mujer al frente tejiendo lo observa fijamente. De repente pone cara de horror y uno cree que se le pasó la mano explicando el desastre financiero y no. Viene la pregunta: “¿Cuánto había que rebajar en la manguita?”.
Las mujeres tejedoras tienen códigos que los hombres nunca llegaremos a entender. Es lejos más fácil entender la Teoría de la Relatividad o las leyes de la Termodinámica que “el cerrar puntos” como se explica en la sección “Antes de empezar”. Si no creen lo que digo, vayan a la p.18 y traten de entender el Punto Damero Fantasía; o el punto correteado; o para qué decir el Trenza doble de 9 puntos. ¡Esa sí que es cueca! Sólo para iniciados. Es lo más cercano al Sánscrito que he leído. Pero lo pueden hacer (las mujeres), y además pueden conversar, pelar (une tanto), comentar, ver TV junto con todo lo anterior y sin parar de tejer. Notable. Y ni siquiera sacan la lengua por el lado mientras tejen (yo una vez que intenté lo hacía, igual que para dibujar).
Por último, siempre me ha llamado la atención – entre muchas – la regla no escrita de los diminutivos para las prendas tejidas. Si es para una guagua menor de 2 años, más o menos, siempre usan el diminutivo para todas las partes de la prenda: el chalequito, las manguitas, el cuellito, los botoncitos. Pero, curiosamente, nunca el hojal, que no tiene diminutivo por alguna misteriosa razón (“Hojal: hoyo rodeado de lana para afirmar los botoncitos”). Si tiene más de cierta edad ya se habla del chaleco para Augusta o Simón, o el turbante Josefina.
¿Cómo no van a ser superpoderes los que permiten adentrarse con propiedad en este mundo desconocido, misterioso, enredado hasta más no poder (valga la redundancia) útil y relajante? ¿Y hacerlo sin mirar lo que tejen? Porque nosotros no tenemos la más mínima posibilidad de empezar siquiera a urdir bien. Podemos urdir estrategias, a lo mejor, pero no puntos. Así de simple.
Felicita a la autora.
Jaime